Polisemia 13 Fernanda Aquere/María Eugenia Suárez

UNA FIESTA QUE SE HACE DEBAJO DE LA CAMA

Sobre la obra de Eugenia Suárez – El Paso de los Sentidos


Cuando me reuní por primera vez con Mauge -María Eugenia Suárez, por si hiciese falta aclararlo- extrajo del bolsillo de su campera un libro de pequeño formato. El libro era «El elogio de las sombras» de Junichirõ Tanizaki. Trató de explicarme por qué lo había llevado al encuentro; digo trató porque, en medio del entusiasmo, las palabras se empujaban unas a otras para salir, o al menos así llegaban a mis oídos.

Una pequeña acción fue reveladora: se quitó la gorra que tenía puesta y se pasó la mano por el lado izquierdo de la cabeza. Parecía querer ordenar su cabello, o tal vez, corroborar que todavía esté presente «la curación como una sombra que me sigue», y menciono esto utilizando las palabras con las que Mauge se expresó en uno de sus escritos.

La artista dibuja con hilos sobre papel, no borda, dibuja compulsivamente. Dibuja sabores, dibuja sonidos, y a ciertas voces les encuentra el color para no olvidarlas. Dibuja porque es una necesidad vital. Pienso en John Berger cuando afirma que la necesidad de dibujar corrobora el acto de estar vivos, pero a su vez sugiere que cada día, de ser posible, hagamos algo para ratificar esa afirmación. Sin lugar a dudas, Mauge hace todo lo posible – y a veces hasta lo imposible – para que esto suceda.

Las visitas a Paraguay dejaron marcas en su niñez; en alguno de sus textos, escribe: «Paraguay es mi mamá. Mi mamá es el arte», y es evidente que se hace cargo de lo que esto implica. Del Paraguay la seduce el ñandutí, bordados de colores que estallan en manteles, delantales y vestidos. En guaraní ñandutí significa «tela de araña», razón por la que establezco una suerte de analogía entre los diseños de las telas de araña y las figuras que dibuja Mauge en cuyos centros se generan destellos hipnóticos que atrapan la presa, que atrapan la mirada. Una constelación de luces de colores alumbran la noche más negra, tal vez, como un acto de insistencia para redimir la fragilidad del deseo.

Esta sensación me lleva a pensar en Didi-Huberman cuando invoca a las luciérnagas como símbolo de resistencia estética y política de determinadas imágenes, imágenes que sobreviven y resisten a través de la emisión de sus luces intermitentes, luces que son señales y gestos mínimos, pero de una potencia inconmensurable. Es en este sentido que Didi-Huberman expresa que la imaginación es política, y que la política no puede prescindir de la facultad de imaginar. Por lo tanto, Mauge hace política imaginando, e imagina haciendo política.

El paso de los sentidos es una instalación que se apodera del espacio, lo toma y lo perfora; la pared se torna vulnerable cuando el taladro la penetra, de la misma forma que la aguja atraviesa el papel. El tacto desafía el poderío de la vista cuando podemos leer a través de las manos. Los dibujos, toman -en palabras de la artista- «el color de las frutas y verduras que llegan a mi boca»; los dibujos se acumulan en una pared, quizás, para garantizar la subsistencia, para remediar la falta, la sequia. Las piezas se ordenan a partir de un diagrama para construir un cuerpo indisoluble, sin embargo, algo queda velado mientras el silencio se hace presente en el vacío que ocupa la luz.

Gilles Deleuze nos dice que podemos pensar en la catástrofe representada en el cuadro, o en una catástrofe mucho más secreta. Mauge produce desde la catástrofe propia y ajena, y mientras enhebra la aguja con las esquirlas que dejó la explosión, escribe: «dibujar, a pesar de todo, es una fiesta, una fiesta que se hace debajo de la cama».
Una fiesta que no me quiero perder.


Fernanda Aquere

Nació en San Gregorio, Santa Fe, en 1968 . Licenciada en Bellas Artes. Realizó Clínicas de obra con Justo Pastor Mellado, Tulio de Sagastizábal y Guillermo Kuitca entre otros. Obtuvo becas de la Fundación Antorchas, del F.N.A y del Ministerio de Cultura de Santa Fe. Participó en una Residencia Internacional para artistas en Espacio G, Chile. Realiza Clínicas de obras, asesoría de Proyectos y Curadurías de muestras. Participa en Congresos, dicta Seminarios y talleres. Se desempeña como Jurado de Salones Provinciales y Nacionales. Formó parte del tribunal del Concurso del cargo directivo del Museo Rosa Galisteo de Rodríguez (207). Realizó en 2015 una visita profesional en el MUSAC de León, España. Fue una de las cofundadora del Grupo Germina Campos.

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