polisemia 11 -Diego Figueroa/Abril Massimini

UNA DECISIÓN CLARA DE NO BINARIEDAD

Sobre la obra Santa Conjura de Abril Massimini

Hace algún tiempo tengo el placer de compartir con Abril Masimini, el proceso de investigación visual que derivó en esta propuesta, que luego de una situación de pandemia y aislamiento nos agrupa para contemplar y decodificar aquello que puso en juego.

No es una propuesta fácil, tiene elementos constitutivos en su mecánica que nos interpelan a todos de alguna u otra forma, y nos enfrentan con ciertas normas que dimos por sentadas, normas que en el universo del arte se transforman en un motor que alimenta nuestras mentes brindándonos, tal vez, herramientas para que aquello conocido, pueda ser decodificado y reconstruido con otros parámetros de sentido.

A primer golpe de vista, podría decir que esta muestra es provocativa y puta, claro que desde ahí me quedaría en esa mirada normalizadora, que durante tantos años domesticó nuestros pensamientos, no voy a quedarme en esa mirada, no puedo hacerlo.

Hay en ella elementos relacionados a la práctica sexual diversa, la religión, y los juegos de roles; hay tambien, una decisión clara de no binariedad. 

La religión cristiana tiene en su estructura, una relación con el sexo ligada a la culpa, a la práctica sexual destinada a la procreación y no al placer, o sea, cualquier práctica no binaria masculino/femenino es considerada un error o pecado, como habitualmente se nombra dentro de ese sistema a cualquier actividad que escapa a sus normas, es tal vez, esa situación de represión al instinto animal que tenemos como especie, la que nos atrae tanto, llegar a lo prohibido, a hacer aquello que no se puede y debe según el mandamiento impuesto por esta institución que tanta influencia tiene en la cultura occidental.

La práctica sexual en sus más disímiles variables, es tal vez el modo de goce, satisfacción, expresión y liberación que todos los seres humanos tenemos a nuestro alcance, encontramos en ella un modo de comunicarnos con un otre o con unos otres, en un lenguaje que así como el visual no es decodificable mediante palabras, funciona de otra manera y la forma más efectiva de poder disfrutarlo es mediante el no prejuicio, lo ideal es entregarse a ese trance y no tratar de entenderlo, solo navegarlo y ver que nos sucede.

Hay ciertos materiales utilizados por la artista, que nos llevan a un mundo de colores, brillos y cierta fiesta, tambien hay transparencias, y que difícil es utilizar esta palabra en un contexto como el de la corporación que tiene como actores visibles a los protagonistas originales de las obras que ahora nos acompañan; alguien podría decir que es blasfemo, pero no.

Pienso que en la obra de Abril hay un mundo que puja por ser visible, un mundo en donde las hetero normas dejen de administrar nuestros comportamientos y el glitter bañe nuestra mente de cosquillas bellas y mucho amor.


Diego Figueroa nació en 1975 en Buenos Aires, pero desde 1978 vive y trabaja en Resistencia, Chaco. Obtuvo becas de perfeccionamiento de la Fundación Antorchas y el Fondo Nacional de las Artes. Entre sus últimas exposiciones individuales se destacan: “Mi reina”, Galería Hache, Buenos Aires; “Golpe en Seco”, Museo de la Memoria de Rosario; y “Cuando todo el ruido se duerma”, Centro Cultural Haroldo Conti de Buenos Aires.

De forma colectiva, su trabajo formó parte de proyectos expositivos en el Museo Colección Fortabat, Buenos Aires; Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata (MAR); Museo Emilio Caraffa, Córdoba; Museo Nacional de Bellas Artes, Neuquén; Museo Franklin Rawson, San Juan; Museo del Barro, Fundación Migliorisi, Asunción, Paraguay; Museo de Arte Contemporáneo de Rosario Castagnino-MACRo, Provincia de Santa Fe; Fondo Nacional de las Artes; Centro Cultural Recoleta; Museo de Arte Contemporáneo de Salta; y Palais de Glace.

Participó de premios y salones obteniendo, entre otras, las siguientes distinciones: Premio Estimulo del Fondo Nacional de las Artes (2017), 2° Premio Federal de Pintura del Consejo Federal de Inversiones (CFI) en 2013; Premio Igualdad Cultural (2013); y 1° Premio Fundación La Capital del Museo Castagnino-MACRo en 2003

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