CICATRICES DE UNA PELEA INÚTIL FRENTE A LO INEVITABLE
Ignacio escribe sobre la obra fotográfica de Gastón
Acercarse al universo de imágenes de Gastón nos permite afirmar que, muchas veces, la escena se hace sola, que siempre estuvo allí, para ser capturada por quienes buscan dar cuenta de nuevos criterios de belleza. Sus fotografías son la constante evidencia de ello y de la posibilidad de detener el paso del tiempo, de los tiempos, en una imagen: vestigios de mundo que nos interpelan con sus huellas de derrumbe y de una extinción que sucede diariamente frente a nuestros ojos.
Pese al anonimato de los fragmentos capturados, sus fotografías dan cuenta del diálogo entre las marcas de lo humano y el desgaste natural: son cicatrices de esta pelea inútil frente a lo inevitable. Cada imagen habilita un mapeo infinito de ciudades posibles, invitándonos a hacer foco en los detalles insignificantes y abandonados, en instantes específicos del discurrir de la existencia de dichos espacios. En consecuencia, un velo se desgarra y de inmediato podemos ver lo aparentemente invisible en su totalidad, una parte nos permite la lectura de un todo novedoso.
La imagen del flâneur como sujeto errante y siempre en movimiento es acorde a la búsqueda creativa de Gastón: cual cazador solitario que vaga por las calles, sus capturas evidencian lo sorpresivo y aleatorio de los encuentros con aquello que responde a su poética e historia personal. Él toma la foto, congela el instante cual escultura, y sigue su andar. O también, aguarda en los lugares, se detiene y contempla, a la espera de la aparición de una imagen precisa que atraviese el fluir de su inconsciente. Así, lo familiar se transforma, habilitando la emergencia de un algo extrañado, oscuro y misterioso.
De esta manera, cada fotografía cuenta una historia en un entramado de sentido urbano: son películas detenidas en un caprichoso plano temporal discontinuo. Y a su vez, cada uno de estos relatos capturados pueden verse como puntos de inflexión, de convergencia transdisciplinar: la búsqueda angular de la arquitectura, el preciosismo del plano cinematográfico y la luz como elemento formal y sensible.
Escribir estas líneas desde la inevitabilidad del lazo sanguíneo permite dar cuenta también de otros vínculos que unen a Gastón con sus fotografías: ese hablar bajo, que invita a quienes le oyen a indagar con detenimiento el sentido de aquello que se dice, o se silencia; las miradas que se fugan en su pensamiento, aumentadas muchas veces por el lente de sus anteojos, como evidencias de fragmentos que están fuera de sí mismo. En suma, un conjunto de retazos que están allí a la espera de ser capturados, de devenir en imágenes de una mágica cotidianeidad resignificada.

Ignacio Cerbino Loza oriundo de la ciudad de Santo Tomé, actualmente reside en Buenos Aires. Es bailarín y performer. Comunicador Social egresado de la UNER, estudia Crítica de Arte en la UNA.